14.9.06

Nota del machetearte


La cultura popular también Existe, se organiza y Lucha….


“El hombre nuevo empieza a nacer con hongos, con los pies agusanados, el hombre nuevo empieza a nacer picado de zancudos, el hombre nuevo empieza a nacer hediondo. Esa es la parte de afuera, porque por dentro, a fuerza de golpes violentos todos los días, viene naciendo el hombre con la frescura de la montaña...” (Omar Cabezas, “ La Montaña es más que una Estepa Verde”).
Los poderosos creen que el pueblo es idiota, burdo, animal y que sólo se merece discursos, limosnas, balas o programas de televisión.
Los ricos creen que el pueblo sólo necesita “pan y circo”, porque es incapaz de pensar, de decir, de amar y de crear.
Asumen que no sabe lo que quiere, que no puede decidir su propio destino, que no puede saber lo que es bello, lo que es cierto ni lo que es verdadero.
No podemos pedirles más a quienes nunca han pisado la tierra. Para ellos nosotros no existimos, para ellos somos los “nadies” de siempre, la masa amorfa manipulable y desechable. y por eso imponen a los títeres que les conviene, porque creen que nosotros bajaremos la mirada como bestias de carga y seguiremos cargando sus avaricias y comodidades.
El fraude electoral ha mostrado parte de esta herida que nunca ha cicatrizado. La herida de ser negados, de ser siempre estadísticas de pobres, muertos o encarcelados. La herida abierta de una conquista en la que se nos impuso una cultura sobre el cuerpo frágil de nuestra identidad, hijos de una violación, hijos de la dominación. Es la herida abierta de una independencia de Hidalgos excomulgados y decapitados, de una revolución enterrada viva bajo la catedral del Estado priísta.
Hoy más que nunca es necesario que esta herida hable por sí misma a través de quienes la sufren, es decir, la gran mayoría de pobres y negados que conforma el México real y vivo del siglo XXI.
La Convención Nacional Democrática (CND) que se gestará en nuestro país, tendrá que mirar desde abajo y nunca más desde arriba. Tendrá que ser el inicio de la gran reunión de los mexicanos que despiertan de la pesadilla errante de una historia de traiciones y olvidos.
Este movimiento que se muestra hoy tan fuerte es sólo la punta de la gran ola que se ha ido formando desde el océano profundo de nuestra nación.
Se equivocan los que creen que es sólo un movimiento político. El movimiento que se agita en nuestro país va mucho más allá de Obrador, de los partidos y hasta de las organizaciones sociales.
Es un México que despierta lentamente y se da cuenta de que no sabe quién es. Es búsqueda de saber lo que somos sin que nadie nos lo diga.
Y es por todo esto, que el movimiento que surge en Oaxaca, en el DF y en casi todos los rincones de nuestro país, es también un movimiento cultural.
Y se equivocan o mienten aquellos que creen que la cultura es de los artistas, de los famosos o de intelectuales aclamados. Se equivocan también los que creen que la cultura es sólo el entretenimiento de las masas mientras los políticos llegan.
La cultura no es sólo el concierto masivo, la obra de teatro, las pinturas o los poemas que sirven de adorno, relleno o puro gozo.
La cultura también es el pueblo vivo y combativo, es la tierra donde germina lo que somos, donde cosechamos lo que siembra la historia.
La cultura es la palabra que dice ¡Aquí estamos nosotros!, los que según ustedes no valemos nada. Nosotros… los que sin haber estudiado en universidades, sin ser doctos, ilustrados y sapientes sabemos de la vida y de la humanidad. Nosotros los que sin ser periodistas escribimos, sin ser poetas alzamos la palabra de dolor, sin ser pintores dibujamos.
Nosotros los que sabemos lo que es el trabajo mucho más que las cifras económicas, que sabemos lo qué es el dolor mucho más que los poemas premiados, qué sabemos lo que es la injusticia mucho más que los discursos demagogos, que sabemos de las luchas mucho más que los homenajes y ceremonias.
Así como la política es de todos porque a todos repercute, la cultura también está en medio de un vagón de metro con el artista que canta su música; está en la selva con la indígena que teje su propia identidad. Ahí está el artesano que pinta las tradiciones negadas por la televisión. Esta ahí detrás de esa masa de personas que aparentemente no dice ni piensa nada.
Cuántos grandes genios de la música, de la filosofía, de la medicina, de la poesía no se ocultan tras el rostro cansado del obrero, el campesino o el ama de casa.
Cuántas hermosas creaciones no aguardan en el armario y en el corazón de los que día a día luchan por sobrevivir. Y no es cultura de follklore y de tradiciones que sólo son estudiadas por antropólogos o fotografiada por turistas.
No, la cultura popular es inminentemente liberadora y herética, porque emerge desde esa herida abierta que hoy despierta la imposición de Felipe Calderón. La cultura popular es de lucha, es la pintura que escribe el dolor de nuestro pueblo, es la música que acompaña las huelgas, que recorre las sierras, es el teatro que abre los ojos, es la escuela que enseña a luchar.
Es esta la cultura popular la que nuestra organización defiende, busca y crea. Y hoy vemos que esta cultura busca dar a luz.
¿Sabrá la convención Nacional Democrática dar respuesta a este parto?
Eso dependerá si los artistas clandestinos, si los pintores, los maestros, poetas, si todos logramos incidir en este movimiento y lo trascendemos.
Es necesario espacios donde los artistas puedan no sólo presentarse sino sobre todo ORGANIZARSE más allá del PRD y de Obrador. Más allá de espontáneos trabajos.
Nuestra organización alza sus trabajos para decir en voz alta y enérgicamente que la cultura es trabajo, producción y creación. Y como trabajadores creemos en que sólo organizados podremos crear nuevos espacios de cultura, nuevos periódicos, nuevas universidades, nuevas expresiones.
Y es por esto, que izamos nuestra bandera que pone en alto la lucha cultural organizada, donde los músicos se agrupen, los periodistas clandestinos se reúnan, los poetas escriban desde una colectividad.
Ante la injusticia social, la cultura popular libertaria no puede ser sólo el instrumento de los movimientos políticos, sino ser en sí misma un movimiento político.
La OPC-CLETA cree que el México nuevo empieza nacer desde abajo, desde lo profundo de si mismo, desde el pueblo siempre negado.
La OPC-CLETA cree que el mexicano nuevo tendrá que emerger desde este suelo en el que enterramos nuestra memoria. Desde donde emergió y en donde murió nuestro Zapata, el del pueblo no el de los libros, el de Tierra y libertad no el de los discursos, el de la “tierra es de quien la trabaja” no el de los homenajes.
La cultura es de quien la trabaja, no de quien tiene los premios o la fama.
La cultura de liberación se hace día con día con ese trabajo lento de crear un nuevo Mundo, un nuevo ser humano, un nuevo estudiante, un nuevo trabajador, una nueva mujer sin que tengamos que esperar que el poder político nos sea reconocido, sin que tengamos que esperar por siglos que un Presidente, un representante o un gobierno nos reconozca.
La cultura nueva, como el hombre nuevo, nacerá desde la inmundicia de los pobres, desde la tierra y el suelo de nuestro pueblo.
Para algunos esto será puro discurso, para nosotros es el testimonio de una organización que resiste y lucha… hasta la victoria.




Hola como estas todos????