24.1.07

Apocalypto, un verdadero fraude

Apocalypto
Edgar Cienfuegos

La recién estrenada película de Gibson “Apocalypto”, según Cocom Pech, traductor y ex presidente de la asociación civil de Escritores en Lenguas Indígenas “No sólo es un espejo de la violencia estadounidense, sino que nos ofende porque distorsiona la lengua” ( La Jornada 15/01/07). Más adelante en la misma nota, la reportera se refiere al escritor Earl Shorris y cita “La filosofía social de Jesús no encontró un lugar en La pasión de Cristo de Gibson y la gloria de la cultura maya no puede figurar en una película de persecuciones”.
En una entrevista con TV Apezta, el autor del largometraje dijo que había consultado a especialistas e historiadores, por lo cual había hecho su tarea. Pero aparentemente al señor Gibson se le olvido actualizarse un poco, pues no se entero que la cultura maya había perdido su esplendor antes de la llegada de los españoles y que estos no tuvieron un contacto directo con la civilización maya, además de que los más recientes estudios hablan de que es muy probable que esta civilización haya decaído por cambios climáticos.
Lo importante aquí es resaltar que la cultura maya ni ha decaído, ni mucho menos está muerta. Hoy en día las voces de esta ancestral cultura resuenan por los caminos de La Otra y emanan su vida de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Quizá para los ‘artistas' del billete, la lucha y el peso actual de una cultura viva valga menos que un fajo de billetes en el bolsillo. Pero para nosotros es importante recordar y recalcar que los pueblos zapatistas tienen su matriz cultural en los pueblos mayas y de ningún modo son un pueblo muerto ni bárbaro.
Al contrario, han demostrado tener más ética y conocimientos que el aplicado aprendiz de cineasta Gibson. De ser unos pueblos que luchaban por su supervivencia han pasado a representar la vanguardia de las revoluciones del siglo XXI; la búsqueda de una nueva humanidad, la superación del hombre vano, superfluo, soberbio y estúpido requiere de retomar el sentido de la tierra, y son precisamente los pueblos indígenas quienes reivindican este sentido.
Hoy son los zapatistas quienes abrieron el camino para el surgimiento de la APPO , son ellos quienes han alzado la voz de los que luchan por allá en los rincones de la tierra y han sido ellos quienes con explosiones de creatividad han mostrado a la gente que otro mundo es posible, que se puede construir un mundo donde quepan muchos mundos, donde todos tengamos lugar.
Son los zapatistas los herederos de la cultura maya y somos nosotros los receptores de la palabra que viene desde la selva, que habla desde los campos y que tiene palabras que sólo pueden ser escuchadas con el corazón.
Y entonces la tarea para nosotros es aprender la palabra zapatista, que es la palabra de los que estamos hartos de abusos, injusticias, mentiras, cinismos, de que los malos gobiernos se bañen en dinero y se burlen de nosotros mientras que aquí los niños mueren de hambre, de frío, de soledad, de inhumanidad.
La tarea para nosotros, compañeros, es entonces organizarnos, agarrar cacerolas, cucharas, matracas, silbatos, palos, fusiles, lo que sea que haga ruido y hacerle escuchar a los sordos de allá arriba —que solo tienen orejas para matar y encarcelar— que su tiempo se acabó. Que no toleramos ya más fraudes, mentiras, abusos, golpes y vejaciones. Que la época de los gobiernos tiranos, burócratas, policíaco-represores llegó a su fin.
Hoy día estamos ante la Aurora de una nueva época, los vientos del cambio traen los ecos de muerte y de abandono. Es la muerte de Occidente lo que se avecina, es el abandono de lo que ya esta listo para morir, ese fruto podrido que aún cuelga del árbol de la vida y envenena a la humanidad entera.
Occidente y sus perros aúllan y tiemblan cuando el manto de oscuridad se desliza de su ponzoñosa piel y muestra el verdadero rostro de aquello que es una aberración para la vida misma.
Que suenen los alegres cantos que reciben a la Aurora ; para los muertos decadentes no tenemos ya flores, pues la vida no se puede derrochar ante la muerte. El baile nos lleva y nos aleja de esta putrefacción y peste que cargan consigo los muertos vivientes, no se han dado cuenta que dios ha muerto, y no saben que ellos ya han muerto; una última lagrima por el hermano que allí se queja, que se queda presa de su impotencia, de su debilidad y su nihilismo.
La nueva Aurora exige más arrojo, saber contemplar y saber actuar. Oíd el canto de los árboles, la húmeda tierra perfuma nuestra senda. Alejémonos pues, de esa mediocridad y de esa pasividad que es el fermento del fruto prohibido que hoy se ha podrido ¡No supieron alimentarse de esa vida, y hoy tienen que pagar con la suya sus pretensiones divinas!
Ésta compañeros, es la tarea que tenemos por delante, acabar con aquello que ya esta listo para morir y de las cenizas crear nuestra propia llama, nuestra propia palabra.