PERSONAJE DEL CEVANTINO CALLEJERO
POR Melchor López Hernández
La calle es uno de los espacios donde esta la fiesta del Festival Internacional Cervantino. Y del Festival internacional Cervantino Callejero. En sus plazas, en sus calles y callejones, el festín burbujea. Las calles solitarias en momentos son invadidas por expresiones del arte.
Cerca de la plaza de Los Ángeles, en una de las calles con las que hace esquina esta plaza, esta un artesano, que en sus propias palabras se autodenomina contra-amistad. De él, de este artista de la calle, que no esta en los folletos oficiales del Cervantino, a continuación vamos ha hablar.
“Pintar cosas sacadas de la basura, no disminuye el arte”, explica el SEÑOR DE LA FICHAS , artesano que pinta al óleo figuras como el Quijote de la Mancha , sobre fichas de envase de refresco.
Este personaje oriundo de Guanajuato, se llama Francisco Álvarez Rodríguez. Con 62 años de edad, desde los diez empezó a dibujar. Autodidacta, actualmente la gente ve su trabajo y dice: “mira las fichas”, al ver su trabajo artesanal. “Mira el Quijote”, expresa una a su compañía. Se acercan. Se emocionan. Leen en un cartoncillo: “5 pesos. Pintura al óleo”.
De su diminuto espacio artesanal, en plena calle denominada Patrocinio, a don Francisco se le conoce como “El señor de las fichas”. No se inmuta ante las visitas de sus potenciales compradores. Como si sólo le interesara su mundo de la pintura. Sólo levanta su mirada cunado recuerda que del Quijote no sabe nada. Y ríe. “El otro día fui al museo de iconografía del Quijote, porque no he leído el libro… pero que se me olvida todo”, y ríe.
Tranquilo, alejado de la bullanguera que se genera en las calles principales de Guanajuato por el Festival internacional Cervantino. Vuelve a reír cuando platica que lo han confundido con un aventurero, y “¡me dan dinero!”.
Pintar desde los cuatro años, cuando era niño le agradaba copiar personajes de leyendas de vaqueros. Su reto era hacerlo lo más rápido posible. Y le hacia porque le gustaba la soledad. Su labor artesanal es, dice, una CONTRAAMISTAD. Una forma de tener libertad.
POR Melchor López Hernández
La calle es uno de los espacios donde esta la fiesta del Festival Internacional Cervantino. Y del Festival internacional Cervantino Callejero. En sus plazas, en sus calles y callejones, el festín burbujea. Las calles solitarias en momentos son invadidas por expresiones del arte.
Cerca de la plaza de Los Ángeles, en una de las calles con las que hace esquina esta plaza, esta un artesano, que en sus propias palabras se autodenomina contra-amistad. De él, de este artista de la calle, que no esta en los folletos oficiales del Cervantino, a continuación vamos ha hablar.
“Pintar cosas sacadas de la basura, no disminuye el arte”, explica el SEÑOR DE LA FICHAS , artesano que pinta al óleo figuras como el Quijote de la Mancha , sobre fichas de envase de refresco.
Este personaje oriundo de Guanajuato, se llama Francisco Álvarez Rodríguez. Con 62 años de edad, desde los diez empezó a dibujar. Autodidacta, actualmente la gente ve su trabajo y dice: “mira las fichas”, al ver su trabajo artesanal. “Mira el Quijote”, expresa una a su compañía. Se acercan. Se emocionan. Leen en un cartoncillo: “5 pesos. Pintura al óleo”.
De su diminuto espacio artesanal, en plena calle denominada Patrocinio, a don Francisco se le conoce como “El señor de las fichas”. No se inmuta ante las visitas de sus potenciales compradores. Como si sólo le interesara su mundo de la pintura. Sólo levanta su mirada cunado recuerda que del Quijote no sabe nada. Y ríe. “El otro día fui al museo de iconografía del Quijote, porque no he leído el libro… pero que se me olvida todo”, y ríe.
Tranquilo, alejado de la bullanguera que se genera en las calles principales de Guanajuato por el Festival internacional Cervantino. Vuelve a reír cuando platica que lo han confundido con un aventurero, y “¡me dan dinero!”.
Pintar desde los cuatro años, cuando era niño le agradaba copiar personajes de leyendas de vaqueros. Su reto era hacerlo lo más rápido posible. Y le hacia porque le gustaba la soledad. Su labor artesanal es, dice, una CONTRAAMISTAD. Una forma de tener libertad.
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